La pandemia aceleró el deterioro del mercado laboral colombiano. Los indicadores de las 23 principales ciudades del país evidenciaron incrementos en la tasa de desempleo y caídas en la de ocupación.
Bajo este panorama, las cajas de compensación se convirtieron en un apoyo para los trabajadores con la entrega del subsidio al desempleo.
Según cuentas del gremio, alrededor de 215 mil colombianos han recibido el auxilio. Se destinaron $627 mil millones de los recursos del Sistema de Compensación Familiar.
En las cajas de compensación hubo una disminución de afiliados de hasta 807 mil personas, lo que reflejó una caída en la ocupación laboral formal y el alza para que muchos de ellos pasen a la informalidad.
LA PATRIA habló con Adriana Guillén Arango, presidenta ejecutiva de la Asociación Nacional de Cajas de Compensación Familiar (Asocajas), sobre el mercado laboral, las ayudas y la situación de Caldas
Ayudas
¿Cuál y cuánto fue el aporte de las cajas a sus afiliados durante la pandemia?
El sistema cuenta con 8,8 millones de afiliados y beneficia a 20 millones de colombianos. De ellos el 73,3% tiene ingresos inferiores a dos salarios mínimos. Durante la pandemia las cajas entregaron la cuota monetaria a unos 5 millones de trabajadores con ingresos por debajo de 1,5 salarios mínimos, unos $1,7 billones. Para mitigar los impactos del desempleo, implementamos y financiamos el mecanismo de emergencia al cesante, dirigido a quienes tenían un empleo formal y lo perdieron en los últimos años. Comprometimos recursos propios por casi $700 mil millones con el fin de asignar auxilios de desempleo a 220 mil personas cesantes. Es tal vez el aporte más importante del sector privado a través de sus cotizaciones al sistema de compensación familiar. Asimismo, garantizamos la entrega de alimentos a 133 mil niños entre 0 y 6 años e implementamos jornadas escolares complementarias virtuales para 137 mil niños.
¿En el enfoque a salud y vivienda qué se logró?
Entregamos subsidios de vivienda a 26 mil familias, con recursos que superan los $450 mil millones. Además, desde que se declaró la emergencia, la capacidad hospitalaria se aumentó en 138 unidades de cuidado intensivo, lo que permite atender unas 180 mil personas diagnosticadas con covid-19, es decir, el 28,3% de la población contagiada en el país. Tres laboratorios de las cajas recibieron certificación del Instituto Nacional de Salud para el procesamiento de pruebas, donde se realizan cerca de 614 mil pruebas, el 24% del total de las practicadas.
¿Fueron suficientes esas ayudas?
Estos beneficios han contribuido a mitigar la vulnerabilidad de los hogares ante la caída drástica de sus ingresos y han actuado como estabilizadores automáticos para retener el consumo de los hogares y aliviar el desplome de la demanda agregada. Ahora bien, en un escenario tan complejo, cualquier recurso es insuficiente. Como le mencioné antes, las cajas han comprometido todos sus recursos del Fondo de Protección al Cesante, pero aún tenemos 114 mil personas en lista de espera, por lo que el Gobierno destinó $110 mil millones para atender esas listas.
Mercado laboral
Colombia se enfrenta al deterioro del mercado laboral, ¿Cuál sería la estrategia para mejorarlo?
Es necesario invertir en las capacidades de las personas, la inserción tecnológica y la innovación, con nuevos modelos y esquemas laborales que no se aparten de la línea de trabajo decente. Esto es necesario para lograr que las pequeñas unidades productivas que sobreviven apenas y a las que las golpeó la pandemia con más fuerza, modifiquen sus productos y procesos con el fin de añadir más valor agregado y se puedan insertar en el mercado internacional.
La informalidad es un lunar del mercado laboral, ¿cuál es el aporte de las cajas para reducir esos índices?
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el 72% de nuestros trabajadores informales tiene los niveles más bajos de formación. En el área urbana los niveles de formación para la población informal llegan a noveno grado y en las áreas rurales hasta quinto del nivel básico. El reto radica en tener personas mejor calificadas. Hoy, más de la mitad de nuestros ocupados no son asalariados y ninguna fórmula conocida tiene la capacidad de revertir en el corto o mediano plazo esa realidad.
¿Entonces qué hay que hacer?
Es momento de encontrar soluciones flexibles desde el sistema educativo, laboral y fiscal con el fin de mover la protección social fuera de esquemas tradicionales. Para lograr este objetivo es necesario disrupción y conversación. Disrupción porque nuestro modelo laboral es obsoleto y conversación porque solo si las medidas son concertadas tendrán suficiente legitimidad para adoptarse y mantenerse. Urge superar las rigideces de la formación y concentrarnos en crear destrezas, habilidades y competencias requeridas por nuestro sector productivo.
Hogares
¿Qué se debe hacer para fortalecer a las cajas desde las empresas y el Estado?
Coyunturas como esta permiten probar la solidez del sistema y determinar dónde es necesario hacer ajustes. Estamos frente un sistema que protege a 8,8 millones de trabajadores y cerca de 20 millones de colombianos a través de beneficios como la cuota monetaria, subsidios al desempleo, subsidios de vivienda y acceso a servicios de educación, cultura y recreación que aportan al mejoramiento de la calidad de vida de los trabajadores colombianos y sus familias.
¿Deben hacerse cambios?
En nuestro modelo, la cotización a prestaciones sociales como salud, pensiones y compensación familiar recae total o parcialmente en cabeza del empleador, cuando en otras sociedades se radican en cabeza del Estado y tales prestaciones se financian vía impuestos generales. Pienso que tal como lo señalan prestigiosos economistas del país, lo ideal sería que la fuente de estas prestaciones estuviera a cargo del Estado, pero revisando el tema con realismo: la evasión, el exceso de exenciones y la reducida capacidad tributaria de la clase media en este momento de gran recesión impide, por lo menos en la actualidad, que el Estado asuma esa responsabilidad.
Entonces, ¿qué se proyecta?
Es necesario darse cuenta que la compensación familiar ayuda a incentivar el consumo: alimentos, vivienda, salud, educación, de forma que su papel trae más beneficios que problemas. Nos debemos preguntar cuál sería el impacto al eliminar la cotización del 4% de las cajas frente a 20 millones de colombianos que reciben beneficios y, en cambio ¿cuántos empleos se generarían? y ¿en cuánto tiempo? La reforma tributaria del 2012 permitió a los empleadores eliminar 13,5% de cargas laborales. Su efecto fue mínimo y de corto plazo. Tan solo se disminuyó la tasa de desempleo en 0,5 puntos del año 2013 a 2015, según datos del DANE, para volver a subir y llegar hasta 10,9% en el 2019. Menos de 400 mil empleos fueron creados. Lo cual demuestra que los problemas son estructurales.
En Caldas
De acuerdo con Asocajas, Caldas es de las regiones menos afectadas del país. Especialmente, en lo que se refiere a afiliaciones, Confa tuvo la menor reducción, que se situó en promedio en el 4% frente a caídas del 7,4% en general. “Esperamos que, sí la pandemia no se agrava y se continúa bajo un ritmo esperanzador de recuperación, la situación debería empezar a mejorar para el final del año e inicios del 2021”, dijo la presidenta de Asocajas.
Información tomada de La Patria