Para entender cómo una sociedad es más justa, estable e igualitaria, es fundamental proteger a la clase media y a quienes son vulnerables a caer en niveles de pobreza. Este grupo social es el que le permite a un país fomentar oportunidades para todos.
Por: José Ignacio López, Director de Investigaciones Económicas, Corficolombiana
Las clases sociales y económicas son el resultado de una evolución constante y a lo largo del tiempo de los factores políticos, económicos y culturales en todo el mundo. La sociedad se ha estructurado en diferentes grupos sociales, desde las civilizaciones más antiguas como los egipcios y los romanos, hasta nuestros días; aunque la forma y definición ha cambiado con el tiempo y la región. En la época feudal europea, se dividían en señores feudales, nobles, clérigos y campesinos. La nobleza y el clero poseían tierras
y tenían poder político, mientras que los campesinos eran trabajadores agrícolas que carecían de propiedad y se encontraban en la parte inferior de la jerarquía social. Esta estructura social fue alterada por la Revolución Industrial, que trajo consigo la aparición de una nueva clase media.
La clase media surgió como una consecuencia de la industrialización y la urbanización. Los comerciantes, los artesanos y los profesionales liberales, que antes no pertenecían a ninguna clasificación social definida, se unieron para formar una nueva que se convirtió en la fuerza impulsora de la economía y la sociedad moderna. Tenía recursos económicos, educación y oportunidades para ascender socialmente, lo que permitió una mayor movilidad social en comparación con la sociedad feudal anterior.
A lo largo de la evolución política y económica de los países del mundo, la clase media ha sido un factor crucial. Hoy es vista como una fuerza estabilizadora que puede unir a la sociedad y fomentar la igualdad de oportunidades para todos. Los países con una clase trabajadora sólida a menudo disfrutan de una economía estable, una sociedad más justa y una democracia más fuerte.
¿Qué sucede en Colombia?
En Colombia, un país históricamente marcado por la desigualdad de oportunidades, la clase media ha logrado consolidarse en el 28% de la población, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) de 2021. Aún hay un trabajo importante por consolidar y robustecer a este grupo, pues hay un 31% de colombianos que están en estado de vulnerabilidad de regresar a la pobreza.
La crisis económica asociada al COVID generó un retroceso en los ingresos de muchas familias colombianas y generó un aumento de la pobreza monetaria y multidimensional. El DANE estima que el 12% de los colombianos está en pobreza extrema, el 27% en pobreza moderada y solo el 2% en clase alta. Estamos próximos a conocer las cifras más recientes del 2022, pero con base en los datos de 2021, sabemos que la pobreza se ubicó nuevamente en una cifra de doble dígito a nivel nacional, borrando las ganancias de una década.
Recordemos que la línea de pobreza extrema monetaria para 2021 definida en términos per cápita por el DANE es de $162.000, lo que implica ingresos de $644.000 para una familia de cuatro personas. De acuerdo con esta metodología la clase media del país está definida por personas con ingresos entre $691.000 y $3,7 millones al mes, lo que corresponde a un ingreso promedio para una familia de cuatro personas de entre $2,8 millones y $14,8 millones de pesos del 2021.
La metodología que usa el DANE para definir la línea de pobreza extrema en términos monetarios, parte de la base de una canasta mínima de consumo consistente con satisfacer los requerimientos básicos a nivel nutricional. Los cortes de ingresos se toman usualmente de estudios comparativos a nivel internacional, que buscan definir niveles de ingreso de familias que son vulnerables o están en riesgo de caer en pobreza en presencia de choques económicos, lo cual define el umbral mínimo de ingresos para la clase media. Es claro que estas definiciones tienen en su implementación cierto grado de subjetividad, pero buscan tener criterios que sean económicamente útiles.
También se desprende de esta noción de umbral de ingresos la importancia de las políticas de protección social y de los mecanismos de aseguramiento que permiten mitigar los riesgos a los que están sujetos las familias. A la hora de evaluar la solidez de la clase media de un país, no solo basta analizar el nivel de ingresos de dichos hogares, sino los mecanismos que los protegen frente a choques económicos.
En este frente, las Cajas de Compensación han jugado un papel protagónico en Colombia, en la medida que con sus diferentes programas logran generar mecanismo de amortiguación a los ingresos de sus afiliados. De ahí la importancia de fortalecer este tipo de esquemas de aseguramiento y expandirlos para los que no coincidan necesariamente con el estatus de trabajo formal.
Buena parte de los programas de protección económica del país, como el de las cesantías, están diseñados con base en el esquema de trabajo formal. Lo que evidencia la importancia de tener una agenda de crecimiento económico bien definida, que permita aumentar de manera significativa el número de trabajadores formales, sin desconocer la importancia de buscar mecanismos alternativos para proteger a los trabajadores que, desafortunadamente y por la realidad laboral del país, no pueden acceder a la formalidad.
La discusión sobre la clase media, no obstante, no puede, ni debe, reducirse solamente a la dimensión de ingresos y de vulnerabilidades. En definitiva, la noción tiene un componente aspiracional de progreso individual y de proyectos familiares que va más allá, donde componentes como la educación, la seguridad, la calidad de la vivienda, las oportunidades laborales y descanso, son parte de una ecuación mucho más compleja que no necesariamente puede reducirse en cifras monetarias.
En este aspecto, el país ha tenido avances relevantes también en décadas recientes con mejoras en indicadores de acceso a la educación avanzada y superior, en reducción de indicadores de violencia y ganancias en materia de calidad de vivienda, entre otros. No obstante, los retos siguen siendo muchos.
La clase media del país reclama y merece una agenda de políticas públicas que les ofrezcan a las familias una oferta educativa y de bienes públicos más amplia. En esta dimensión las Cajas de Compensación también han jugado un papel muy importante, al ayudar a complementar la oferta de servicios de las familias colombianas.
El país tiene un reto en muchas dimensiones, pero en búsqueda de un país más próspero y de una democracia más cohesionada, la apuesta por la clase media debe ser manifiesta.