Los cambios que viene presentando el mundo en las últimas décadas han llevado a que el mercado laboral cada vez acelere y evolucione en nuevas dinámicas y necesidades para competir en un mundo más conectado, globalizado y automatizado. La educación y formación de las personas cada vez incorpora más elementos que deben ser tenidos en cuenta a la hora de querer mantener la competitividad y marcar la ruta para el futuro.
Como por todos es conocido, las actividades laborales se vieron drásticamente impactadas por la pandemia que se generó desde finales de 2019. Según la Organización Internacional del Trabajo, este episodio llevó a una pérdida estimada de, al menos, 25 millones de trabajos en todo el mundo. Al poner la lupa sobre América Latina y el Caribe, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) habla de una pérdida estimada en 17 millones de empleos, siendo los jóvenes uno de los grupos poblacionales que mayor impacto ha tenido en esa materia. En Colombia, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) el desempleo juvenil pasó del 16% antes de la pandemia a casi el 30%.
Esta situación, según el economista Jaime Alberto Rendón, director del Centro de Estudios e investigaciones de la Universidad de la Salle, se puede analizar desde varios puntos de vista. “El mercado laboral va requiriendo algunos perfiles que tienen que ver básicamente con el manejo de nuevas tecnologías y que van de la mano, por ejemplo, con áreas que años atrás parecían distantes o lejanas como la robótica o la inteligencia artificial. Todos los confinamientos lo que nos ha mostrado es que tenemos que educar para la flexibilidad y ser lo suficientemente flexibles para que los profesionales sean capaces de ser recursivos y, desde sus profesiones, lleven a una innovación que permitan nuevas dinámicas de trabajo”.
De acuerdo con el boletín de empleo de la Asociación Nacional de Cajas de Compensación Familiar (Asocajas) y basado en las cifras compartidas por el DANE, el sector más afectado por los efectos de la pandemia corresponde a las actividades artísticas y de entretenimiento, este ha sido uno de los sectores que más lentamente se han venido recuperando. En cambio, otras actividades como la construcción y la industria manufacturera, desde abril de 2020, han venido teniendo una recuperación más acelerada. La única actividad económica que incrementó su ocupación frente a 2019 fue “suministro de electricidad, gas, agua y gestión de desechos”.
Lo anterior, permite dimensionar la forma en la que el mercado laboral va a recomponerse una vez se vea el final de la pandemia y las restricciones que ella conlleva. En ese sentido, Asocajas considera que esta recomposición del mercado laboral se evidencia en las condiciones y número de empleos que se están generando. “Bajo este marco, es recomendable incluir políticas activas e incentivos específicos para grupos especialmente vulnerables afectados por el confinamiento para la contención de la emergencia sanitaria, como mujeres, jóvenes y personas con discapacidad que demandan acciones afirmativas específicas para promover el cierre de brechas y la inclusión con enfoque diferencial” anota la agremiación.
Justamente LinkedIn presentó en 2020 su informe de empleos emergentes en el que destacó los perfiles profesionales que se requieren y aceleraron con ocasión de la pandemia. Aunque el estudio se ha centrado en el mercado laboral de países como España, ha servido de referente y permite ver hacia donde apuntará la dirección en la generación de un talento humano idóneo para las necesidades de las empresas y las economías en los próximos años. Según el reporte de LinkedIn, las habilidades de los profesionales en tecnología marcaran las diferencias, en especial, los temas relacionados con la ciberseguridad, la inteligencia artificial, el análisis de datos, el mercadeo y la experiencia al cliente. En total, son 15 perfiles los que destaca la publicación en el que se desarrollan, principalmente en el terreno digital.
Según la firma de consultoría Econometría que es dirigida por Mauricio Olivera, es urgente diseñar una política pública que lleve a la generación de empleo juvenil en Colombia y que, a través de incentivos o subsidios a las empresas, permitan la vinculación efectiva de la población joven a las actividades económicas del país.
“El esfuerzo, en este momento, también debe apuntar a los empleos que se han perdido producto de la pandemia y que las empresas tienen el potencial de recuperar si fortalecemos la competitividad y que permitan resurgir” complementa Jaime Alberto Rendón.
Algunos pasos adelantados
El desempleo juvenil en Colombia era ya materia de preocupación antes de la pandemia pues el gran reto que ha tenido el país es garantizar esa transición de la formación y educación al mercado laboral y en el que su diagnóstico muestra que hay disciplinas o profesiones con más oferta de trabajadores que de empleos disponibles. Lo anterior, conduce a una depreciación en la remuneración de las nuevas generaciones de trabajadores.
Dentro de los cambios estructurales también se incorpora el del Plan Nacional de Desarrollo 2018 – 2022 que avaló la Corte Constitucional y que consiste en que las entidades públicas del país garanticen que el 10% de su planta de personal sea destinada a los jóvenes entre 18 y 28 años. Lo anterior, se suma también al fortalecimiento de los programas de primer empleo en el que se fortalecieron las iniciativas como la Ley de Primer Empleo que, antes de la pandemia, tuvo un refuerza en beneficios tributarios por parte del Gobierno nacional con la Ley 2010 de 2019.
Un factor a tener en cuenta para la vinculación de los jóvenes en el sector público es la necesidad de los perfiles que se requiere para trabajar en el Estado. De acuerdo con un informe del Departamento Administrativo de la Función Pública, las disciplinas profesionales que actualmente más servidores públicos vincula son las relacionadas con el derecho con una participación en las plantas de personal superior al 30%, seguida de ingenieros con un 13%, administradores de empresas 11%, contaduría 9% y economía 5%.
Así mismo, viene siendo importante la reactivación de programas de prácticas en las entidades como el programa Estado Joven que lidera el Ministerio de Trabajo. Para el segundo semestre de 2021 se tiene previsto la vinculación de más de 1.200 cupos de prácticas. Un balance del Ministerio de Trabajo muestra que, entre los perfiles más solicitados por las entidades estatales para la realización de sus prácticas, el 52% corresponden a las áreas de formación de administración de empresas o afines; gestión documental o afines; ingeniería de sistemas o afines; arquitectura, ingeniería civil o afines y contabilidad.
Otra de las estrategias para reorientar la formación del talento humano, por ejemplo, en áreas poco demandadas por los estudiantes, ha sido la liderada por el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones con programas como Misión TIC que ofrecen incentivos a la formación de técnicos, tecnólogos y profesionales en áreas de mayor demanda de empleo como, por ejemplo, los 100 mil programadores que gratuitamente se especializarán entre 2020 y 2022.
Otro de los frentes a abordar para mejorar las condiciones y la competitividad del mercado laboral es la expuesta por el viceministro de Transformación Digital, Germán Rueda, al explicar la convocatoria Retos 4.0 que, por segundo año consecutivo, va a beneficiar a 130 empresas que tendrán transferencia metodológica y en el que podrán innovar, resolver sus retos en materia de tecnología y aplicar un uso de la inteligencia artificial, realidad aumentada, realidad virtual, internet de las cosas y otras temáticas. “Las empresas del sector TI, de las industrias creativas van a poder formar sus equipos en gestión de la innovación para generar oportunidades de transformación y en que se les va a acompañar con hasta $1.300 millones para cerca de 64 retos que se identifiquen. Se espera que se aumente la productividad y se reduzcan costos de operación con estos retos”, anotó Rueda.
Para el cierre de este artículo, el presidente de la República, Iván Duque, anunciaba al país que el Gobierno inicia un plan de choque en el que a partir de julio de 2021 y, por un año, creará un programa de generación de empleo juvenil con un subsidio el 25% del salario mínimo legal mensual que cubrirá la seguridad social que aportarían los empleadores. Esta decisión va en la ruta esperada y recomendada por los expertos y es el principal desafío para la economía y las instituciones. La premura de reactivación para generar nuevas oportunidades laborales y solucionar el descontento social deben llevar a canalizar un plan de rescate económico que permita nuevamente poner a operar el aparato productivo nacional.